domingo, 12 de octubre de 2014

El Venerable Gregorio López en Zacatecas.



   El Venerable Gregorio López en Zacatecas. 

1° parte. 

  Los Atemajac de Zacatecas.

       Por  Bernardo del Hoyo Calzada.

      Hacia el año  de 1984, platicando con don José Manuel Enciso González, en “La Cadena”, su tienda de ropa frente a Catedral, escuché hablar por primera vez del Venerable Gregorio López, que vivió en “Atemajac”. El nombre Atemajac me era ya conocido; en Guadalajara, donde radiqué hasta mis quince años, siempre oía mencionar una colonia, junto a la Ciudad Perdida, llamada Atemajac del Valle. Luego supe que Guadalajara misma, está enclavada en el inmenso Valle de Atemajac.[1]
       Don José Manuel me platicó que Gregorio López, ermitaño e hijo natural del rey de España Felipe Segundo, que  habitó el sitio de Atemajac junto a la Hacienda de la Encarnación, en el municipio de Villanueva, Zacatecas, cuna del propio señor Enciso.
      Por esos años inicié la investigación de mi genealogía y tuve que recurrir a los archivos, el primer lugar que escogí fue la tierra de mis antepasados, Jerez, Zacatecas. Ahí, mientras consultaba el archivo Parroquial, llegó el señor cura don Rafael Pérez Gutiérrez, el que ante mi deseo de estudiar no sólo genealogía sino la historia de Zacatecas, me recomendó visitar en la capital del Estado, al “Padre Campitos”, Rector del Santuario Diocesano de Guadalupito. Me dijo que el sacerdote andaba por los noventa años y sabía bastante de lo que tanto me interesaba.
      Fue así que a los pocos días encontré al señor presbítero don José Campos Mota, quien fuera uno de mis dos grandes maestros en el terreno de la historia regional; al otro maestro ya lo conocía, era el canónigo don José María Varela de la Torre.
      Cierta vez, en su casa, me mostró el padre Campos tres retratos al óleo, uno era de Gregorio López, los otros dos eran de don Juan Alonso Díaz de la Campa y don Ventura de Arteaga. Me preguntó si sabía algo sobre Gregorio López, y respondí que el señor Enciso me había comentado que fue hijo de Felipe Segundo; enseguida me pidió observar el filacterio que sale de la boca del personaje con la frase latina: “Secretum meum mihi”, contesté que ignoraba el significado y él tradujo: “mi secreto es para mí” o “me guardo mi secreto”.
     Las charlas con el Padre Campitos continuaron. Tiempo después, vi el cuadro de Gregorio López que se encuentra en el Museo de Guadalupe, Zac., y, junto a él, otro más pequeño con un texto sobre “El sitio de Atemajac”, en la hacienda de La Encarnación de Villanueva, Zac. Aunque lo leí, no di mucha importancia a la información sobre el sitio mismo, sino que concentré la mente en si sería o no hijo del Rey don Felipe Segundo.
      En Jerez, Zac., el Sr. don Andrés Reveles me mostró un trabajo inédito del historiador Juan N. Carlos, al consultarlo volví a saber de Gregorio López. En él se asentaba que el Venerable construyó su primera ermita, llamada Ermita de Guadalupe, en Atemajac, de Jerez, cerca de la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, y que de ahí pasó a La Encarnación para retornar a Jerez. Esto me confundió: Gregorio López hizo su ermita en Atemajac, pero ¿dónde quedaba Atemajac, en Jerez o en Villanueva?
      El señor canónigo don José María Varela de la Torre me regaló un libro de iconografía colonial donde viene una pequeña semblanza del eremita y un retrato suyo, de los tres que custodia el Museo del Virreinato en Tepotzotlán. Como no encontré todavía nada claro, hube de acudir al Padre Campitos con mi confusión respecto a Atemajac.
      Entonces me contó que, por la familia Moncada, antigua propietaria de la hacienda de La Encarnación, Villanueva, sabía que aún se conservaban vestigios de la ermita en Atemajac, cerca de la casa grande de la Encarnación. Esto me dio mucho gusto pues, según Juan N. Carlos, a la original Ermita de Guadalupe en Jerez, se la llevó el río y la que actualmente existe data de 1857.
        En aquella ocasión me informó el padre Campos, que Atemajac significa: lugar donde se juntan los ríos (donde bifurcan las aguas). También me enteré por medio del padre Campitos que Gregorio López escogía estos lugares, porque si se acababa el agua en un río, quedaba agua en el otro.
        Volví al Museo de Guadalupe y releí el referido texto sobre el sitio de Atemajac, en él se especifica claramente: “En este sitio fue fabricada esta ermita que es la primera que hubo en las Indias por el primer ermitaño que hubo en estas Américas y que fue el Venerable Gregorio López...”
        Más adelante, en 1989, coincidí en el Archivo Parroquial de Villanueva con el señor cura don Juan Pérez Medina, amigo de la infancia de mis tíos los del Hoyo Cabrera. Conversamos buen rato y al despedirse me comunicó que iba a La Encarnación. Pregunté si conocía la ermita de Gregorio López, respondió afirmativamente y me invitó a acompañarlo. No me lo dijo dos veces.
       Durante el trayecto comenté al señor cura que el Padre Campitos me pidió visitar, cuando pudiera, el sitio de Atemajac y verificar si había restos de la ermita. Al llegar a la ex hacienda, el párroco preguntó a los monaguillos de la Capilla del Carmen de la hacienda de la Encarnación, si sabían dónde estaba la ermita de Gregorio López, uno de ellos dijo sí y se ofreció a conducirme para realizar mi sueño: estar donde estuvo el hijo de Felipe Segundo.
       Tras recorrer como dos kilómetros llegamos a la junta de dos ríos; me encontraba por fin en Atemajac, más la dichosa ermita no se veía por ningún lado. Cruzamos ambos ríos, sus aguas bastante limpias hacían grato el panorama y me empezaba a gustar el paisaje, pero nada de ermita.
       El monaguillo me llevó a una loma y tras un lienzo de piedra, entre la nopalera, apareció lo que tanto había deseado. Estaba por fin frente a aquellas ruinas de la ermita de Gregorio López, aunque esta ermita, pensaba yo, la conozca ya mucha gente. Tome algunas fotografías para mostrarlas al padre Campos y al canónigo Varela.
       La ermita estaba sin techo, las vigas habían sido arrancadas y tuve la impresión que en muchos años nadie, excepto quienes plantaron la nopalera, había pisado aquel paraje. Observé los contrafuertes que don José Tomás Rodríguez Gallinar, dueño de la hacienda de La Encarnación, mandó poner hacia 1802, como está escrito en el citado cuadro del Museo de Guadalupe. Lo que quedaba del pequeño atrio, agregado también por Rodríguez Gallinar, contemplé la junta de los ríos y recordé una encomienda del Padre Campitos: buscar en torno a la ermita, huellas de la habitación donde dormía el Venerable. Nada hallé pues ya era tarde; el Señor Cura de Villanueva me esperaba y debí abandonar el lugar, no sin antes pedir al monaguillo, me tomara una foto ante las ruinas.
      De regreso a la capilla me esperaba otra sorpresa, el sacerdote tenía dos retratos de Gregorio López posados en el piso del atrio, y que estaban colgados en la sacristía, donde se custodian desde tiempo inmemorial. En uno de ellos, de pie, en primer plano sobre fondo azul, el anacoreta porta un sayal blanco rayado en añil. Arriba, en la parte derecha del cuadro está pintada  la ermita del Siervo de Dios, sin los soportes ni el atrio, entre los ríos que acababa de cruzar dos veces, el Villanueva y el Tenango. Esto, para mí, fue extraordinario, es el sitio de Atemajac.
      El ángulo izquierdo superior muestra el Presidio de la Encarnación, del que fue fundador, como de Ojuelos, San Felipe, Jerez, y el de la Labor de Santa Gertrudis, el capitán don Pedro Carrillo Dávila. En la parte media del margen derecho, el pueblo de Atemajac está representado por indios con plumas, son los “chichimecas de indómita selvatiquez” que ayudaron a construir la ermita. En la parte siniestra, encima de una mesa se encuentran los dos libros que escribió el Venerable: “Tratado y exposición del Libro Canónico del Apocalipsis” (Madrid, 1727) y el “Tesoro de Medicinas para todas enfermedades” (México, 1672).
       Bajo la mesa, en la inscripción alusiva, supe que a la hacienda de La Encarnación se le llamaba “Hacienda de la Labor, nombrada Encarnación”. De ahí el equívoco con la “Labor de Santa Gertrudis”, que está cerca de la Ermita de Guadalupe en Jerez. Deduje pues, que Gregorio López erigió su primera ermita en Atemajac de La Encarnación, entre 1562 y 1564. Posteriormente, en 1569, al fundar don Pedro Carrillo Dávila la Villa de Jerez, el Venerable lo siguió, ya que era su protector, y levantó en el Atemajac de Jerez la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe. Cerca de allí, en 1634, se fundó la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis; fue lo que confundió a don Juan N. Carlos.
        En el otro retrato, Gregorio López sube al cielo transportado por ángeles, al fondo, se distingue la ermita de “Santa Fe”, que le construyeron sus admiradores en las inmediaciones de la ciudad de México, donde vivió sus últimos años. Otra sorpresa, para mí como genealogista, fue que en la parte superior siniestra del óleo, aparece el escudo de armas de Felipe Segundo, lo cual sugiere que sí era hijo natural del rey de España don Felipe II. Fotografié ambos cuadros para enseñarlos al Padre Campitos.
      A este inolvidable viaje, pude agregar el que realicé a Ermita de Guadalupe, Jerez, donde me esperaba otra sorpresa. Sabiendo de antemano que a la ermita original se la llevó la corriente, busqué sus cimientos y no los hallé. Me indicaron el punto donde estuvo y constaté su proximidad a la junta de dos ríos, el Rio Grande y el rio Jimulco que baja de Susticacán, prueba que me encontraba en otro Atemajac, lo que luego corroboré documentalmente.
       Pero lo asombroso vino al visitar la capilla, construida en 1857; en la sacristía, otro lienzo de Gregorio López con un escudo Real de los Reyes de España, que no consigna en su libro don Juan N. Carlos. Este hallazgo revela que don José Tomás Rodríguez Gallinar, debió de mandar poner imágenes del Venerable en cada sitio donde vivió. Después aprendí que Gregorio llamó a su ermita “de Guadalupe”, lo que la convierte en la primera advocación guadalupana del norte americano, todavía más antigua que la de San Luis Potosí, tanto en la Encarnación como en la labor de Jerez.
     También logré dar con un antiguo grabado del ermitaño, mismo que me prestó Armando González Quiñones y hoy pertenece a Manuel González Ramírez, a quien, con Ángel Román Gutiérrez, llevé a conocer la famosa ermita de La Encarnación. En este recorrido descubrí, como a quince metros, junto al lienzo de piedra, vestigios de cimientos que podrían corresponder, como suponía el Padre Campos, a la habitación o choza de nuestro personaje. Para esa fecha, lamentablemente, ya había muerto mi querido maestro.
    Hace poco me enteré, por un libro sobre la fundación de Aguascalientes, que dicha localidad se instituyó en 1575, contigua a la Estancia de Ávalos. Así pude trazar a grandes rasgos el itinerario de Gregorio López:
Tras largas peregrinaciones a Zaragoza, Guadalupe y Montserrat, los más célebres santuarios marianos de la Península Ibérica, arriba a la Nueva España en 1562 y se dirige al lugar más recóndito del virreinato, la frontera de la plata. Llega a Zacatecas y en la Encarnación, actual municipio de Villanueva, construye su primera ermita.
   Pasa a vivir a la Estancia de Ávalos, el padre Losa su biógrafo dice Pueblos de Avalos.  Luego pasa a la estancia de Sebastian Mejía, donde hoy es el Cacalote, junto a Huejucar, Jal., que quiere decir “maíz tostado”. En 1569, edifica la Ermita de Guadalupe cerca de Jerez, Zacatecas. Pasa después a México y se interna luego en la Huasteca Veracruzana, para volver a la capital e instalarse en “Santa Fe”, donde muere, en olor de santidad, el año de 1596, a los cincuenta y cuatro de su edad y treinta y tres de austera vida eremítica.
La ermita cerca de la hacienda de la Encarnación, Villanueva, Zac.
 Informe presentado  al Gobierno Supremo del Estado por C. Marcos de Esparza.
“En un sitio de la otra (hacienda) llamado Atemajac se ve una ermita, que se dice construida por el beato Gregorio López, natural de Madrid, de donde vino a esta América el año de 1543 (sic). Un documento que existe en aquella hacienda, expresa, que cuando el referido beato vivió en ella, era conocida la finca por un Presidio, que gobernaba el Capitán Pedro Carrillo Dávila, a quien el ermitaño pidió licencia para construir la ermita, en la que según el propio documento habito con bastante veneración, en términos, que fue reputado por un santo, y aun se establecieron romerías para visitar la ermita de la cual se sacaban tierras con que sus devotos se curaban de cualquier enfermedad, y aun aplicaban a las cementeras de trigo en años en años de calamidad”.[2]    
       En el museo de Guadalupe, Zac., se encuentra un retrato de Gregorio López, y estaba otro cuadro con un artículo que realizó el dueño de la hacienda de la Encarnación don José Tomas Rodríguez Gallinar, en el año de 1802, y colocó en la ermita de Gregorio López, que el mismo restauro, dicho que fue trasladado al Museo de Guadalupe, Zac., está muy deteriorado y fue retirado a las bodegas del Museo, no se ha restaurado. Y dice así:
“Sitio de Atemajaque.
     En este sitio fue fabricada esta ermita que es la primera que hubo en las Indias por el primer ermitaño que hubo en estas Américas, y es y fue el Venerable Gregorio López, natural de la Corte de  Madrid, y paso a estos Reinos el año de 1543 (sic), estuvo viviendo en Zacatecas poco tiempo de donde salió mediante el impulso divino y tuvo de hacer vida solitaria y escogió este paraje para su soledad junto a la junta que hacen los ríos como ya se miran; aquí vivió y estuvo siete años, en cuyo tiempo floreció este santo varón en virtud y santidad como consta de su vida escrita por el padre Fr. Francisco Loza, cura de almas en el pueblo de Santa Fe del Arzobispado de México, con quien vivió el santo varón 18 años y allí murió el día 20 de julio de 1596. El haberse mantenido estas paredes de su ermita 206 años y algo más, es milagro que se está mirando, pues Dios no ha permitido  su ruina por conservar la buena memoria de su siervo, por os dueños que han sido de esta hacienda de la Encarnación no hubieren cuidado ni esmero con esta alhaja tan apreciable. Cuando el Santo habito esta ermita, y estuvo en estas tierras, era esto y se llamaba el Presidio de la Encarnación, gobernado por el Capitán Pedro Carrillo Dávila, a que el santo pidió licencia e instrumentos para fabricar dicha ermita y siendo su humildad, no solo le presto los instrumentos pero hasta mando a los naturales que le ayudaron a fabricarla. Don José Rodríguez Gallinar ensayador y balanzario jubilado en estos empleos y dueño actual de esta hacienda mando fortificar las paredes de esta ermita en el modo que se ve con el fin de que se mantenga  la memoria de este paraje tan respetable, y encarga y suplica a los dueños que fueren de esta hacienda tengan el mayor esmero y cuidado de sus reparos para que no se vea en las ruinas en que se vio y para que se tenga la mayor veneración mande colocar en dicha ermita la efigie del Santo Venerable en un cuadro de cuerpo entero y adornado las paredes con la vida de la Santísima Virgen María. Esta fomentación se celebró el día 4 de abril de 1802, experimentándose desde este día muchas maravillas  en los enfermos que lo visitan y aun llevan tierra del suelo de esta ermita y suman de cualquier dolor o enfermedad que tengan: experimentándose favorable esta tierra con los hijos y demás ve mentes  cuando hay epidemia en ellas. En fin son tantos los prodigios que se ven nacidos de esta ermita que fuera necesario más tiempo y más grande este cuadro.
     He oído decir a personas de superior y aún está muy válido entre la gente común de que nuestro Santo Anacoreta fue hijo legítimo de N. C. monarca el Señor Don Felipe 2°, y que se llamaba Carlos; puede ser cierto esto respecto que en su vida no menciona su nacimiento ni menos declara sus padres. Este silencio indica el que puede sea de familia Real e Infante de España, lo cierto es que en mi poder para una estampa bastantemente apreciable y tiene a sus pies el escudo de  las armas reales de N. N. C. C. los reyes de España, la que tengo animo de trasladarla en lienzo. El escudo real demuestra que sea de la familia real de España a lo que se agrega por que puede servir de comprobante que el Señor Don Carlos 3° de buena memoria mando se quitara la manda forzosa y que la causa que se sigue del Santo Venerable para su canonización corriese y darse de cuenta de la Real Corona y con justa razón debe ser así que en la vida del Siervo de Dios constan las Reales cartas que escribió el Señor don Felipe 3° a los Sres. Arzobispos de México para que se tomasen declaración  jurídica a todas aquellas personas que trataron, comunicaron y conocieron al Santo Venerable, y hecho esto se remitiesen como se efectuó, y con estos reconocimientos dio cuenta Nuestro soberano el Sr. Don Felipe 3° hermano de nuestro Santo a su Santidad, y lo mismo hizo el señor don Felipe 4° escribiéndole a su Santidad  de N. Ilmo. Pontífice y Papa el Sr. Urbano 8°, a los Cardenales y a sus embajadores en Roma, acerca del Siervo de Dios para su canonización: que todos estos motivos declaren ser ciertas las sospechas de que es legítimo hijo del Sr. Felipe 2°, pero es mucho el empeño que N. N. soberanos tomaron en esta causa que sin más confirma  ser verdad que falso y que nuestro santo guardo silencio en estos dominios en saberse su nacimiento Real, y que su humildad y amor a Dios y al prójimo que siempre tubo no se declaró por guardarse la buena fe a su Padre natural  que no dio lugar a la supuesta informal para que entrase el Siervo de Dios en las delicias que el mando ofrece y más en sujetos reales, que es muy verosímil el demonio  como enemigo común le consejería e y le tomaría presente las delicias que le ofrecía este nuevo mundo de la América, pero todo lo reprobó y puso su amor  solo en Dios y su Santísima Madre Purísima de que fue tan devoto y   amartelado como consta de su vida a que me remito.
     He tenido bien el poner este estonito  para que tengan memoria sus vivientes de este gran siervo de Dios prime ermitaño de estas Indias Occidentales juntas, y primer Anacoreta de estas Américas con sus principios que dio doctrina y con su ejemplo a los habitantes de estos reinos, para y por si quisieren en todos las máximas del Evangelio, y fuese desterrada la idolatría con que el Demonio tenía engañado a los naturales de estos reinos.
     Bendito sea Dios para siempre y su Purísima Madre que eligieron este gran Siervo suyo para Apóstol de estos dominios y que promulgase nuestra Santa Fe Católica como lo hizo a mayor honra y gloria de Dios N. S. y de su Santísima Madre.
      Bendito sea para siempre gran Dios y Señor y bendita sea la Santísima Madre Nuestra Señora la Virgen María que me diste licencia, Señor y me cogisteis por instrumento para esta facción en que no quisisteis consultar las memorias de su Siervo y Santo Gregorio López, exponiéndolas aquí con la luz que le concebiste de darme quiera su infinita bondad mover los corazones de los Católicos Reyes de España para que apresuren su canonización. Tu Señor Dios mío eres el  Padre de los Reyes, el Señor de los Señores, y que han de reinar para siempre pues era y será por todos los siglos de los siglos el Santo, Santo, Santo y Señor del Universo, y en fe y creencia de sesta verdad lo firmo y quisiera  firmarlo con amor de mi corazón porque soy por dicha mía Cristiano Católico  Apostólico Romano. Señor todas las generaciones te adoren bendigan y alaben y a mí el mayor pecador de todos échame tu Santísima bendición y ampara mi alma mi casa y familia, a esta Hacienda y a todos los que en ella habitan y habitaren y ten piedad de mi miserable pecador, y con la confianza de que me has de perdonar, lo firmo = José Tomas Rodríguez Gallinar”.

La ermita de Guadalupe del Venerable Gregorio López, en Atemajac, cerca de Jerez, Zac.
     En este año de 2014 realicé un viaje con mi primo Eugenio del Hoyo Briones, para que conociera en la Gavia, Jerez, Zac., la biblioteca que lleva el nombre de su padre el historiador don Eugenio del Hoyo Cabrera. Y al pasar por la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, le comentaba a mi primo que pusieron una placa en la casa grande de la hacienda, diciendo que en esa casa nació el ilustre don Francisco García Salinas, diciéndole a mi primo que don Víctor García era el administrador de la hacienda, por lo tanto no era el hacendado, el dueño en tiempos que nació don Francisco García Salinas era don Casimiro Félix de Arellano, y en cierta ocasión que fui a visitar la hacienda supe por un vecino de ese lugar que don Francisco había nacido en una casa que está en el camino Real a Jerez,  donde está afuera de la casa, una piedra de molino de trigo. Que se les hizo fácil poner la placa en la Casa Grande, porque un hombre ilustre no podía nacer en cualquier casa, cosa de liberales. Y estando retratando el casco de la hacienda que fue de los Amozurrutia, tuve otro hallazgo por demás interesante para la historia de Jerez y del venerable Gregorio López. 
     Aunque ya lo había visto en años pasados, no le había puesto la mayor atención, hasta hoy, en que me he dedicado a investigar el Camino Real de Tierra Adentro, y mi sorpresa fue que la casa grande de la hacienda fundada en el año de 1634, más bien marcenado el sitio a don Pedro Ortiz de San Pedro, fue un antiguo Presidio en el camino Real a Jerez, porque vi que aún tiene un baluarte.  Y le comente a mi primo Eugenio, ¡mira, un baluarte!, que debió de construirse por el mismo capitán don Pedro Carrillo Dávila, cuando fundó la Villa de Jerez de la Frontera, en 1569 y 1572, y con este hallazgo pude hacer el itinerario del Camino Real, porque hace unos dos o tres años encontré otro baluarte en la hacienda de la Trojita, de la familia Reveles, para mi quedaba claro que la antigua hacienda dela Troje, Tepetongo, Zac., tenía dentro de su propiedad un Presidio, para proteger el Camino Real de Tierra Adentro, y que cuando llegó a su fin la antigua hacienda de la Troje de la familia Escobedo, se trasladó la población al antiguo Presidio, que un conserva la mitad de uno de sus baluartes, detrás de la Casa Grande donde fue de la hacienda de la Trojjita.  
   Entonces los dos presidios antes de llegar a Jerez, pasando por el Pueblo de Huejucar, Jal., Seria por el Presidio de la Trojita, para continuar con el Presidio, donde hoy es la Labor de Santa Gertrudis, y finalmente el Presidio de Jerez de la Frontera, hoy Jerez, Zac., enseguida con los Presidios de Malpaso, Cieneguillas, Maguey  y finalmente Zacatecas. 
     Las conclusiones de esta visita fue que el Camino Real de Tlaltenago a Zacatecas, fue por El Cacalote, fundado en 1562, el pueblo de Huejucar, y antes de fundar Jerez de la Frontera en 1569 y 1572, por la Encarnación, Vilanueva, Zac., y por la Boquilla del Carmen, antes de fundar Villa Gutierre del Águila, hoy Villanueva, Zac., en 1692.  Y de la Boquilla proseguía el camino al Malpaso. 
     El Capitán don Pedro Carrillo Dávila, fue la persona a la que se le encomendó proteger el Camino Real y fundar una villa en la Frontera con los Chichimecos y funda en 1569 Jerez de la Frontera, estando en el Presidio de la Encarnación, y como los indios barbaros  atacan Jerez, se despuebla y en el año de 1572 lo vuelve a poblar, y antes en 1569 debió de  fundar el Presidio de la Labor de Santa Gertrudis, por lo que el Venerable Gregorio López, una vez estado en la estancia o heredad de Sebastián Mejía en el Cacalote, Tepetongo, Zac., cerca de Huejucar, pasa a vivir y construir otra ermita en la junta de los ríos Grande y Jimulco, en Atemajac de Jerez, llamada la Ermita de Guadalupe, junto a al Presidio que también tenía gobernado el Capitán Pedro Carrillo Dávila, en lo que después en 1634 se habría de construir la famosa hacienda de la Labor, que ya para ese entonces muchos de los presidios en el Estado de Zacatecas habían desaparecido, y algunos fueron dados a los capitanes a Guerra de esta región. Y es así como se pobló y construyó sobre el antiguo Presidio Militar, la referida hacienda de la Labor. 
Algunas de las pruebas sobre Atemajac y  la ermita construida por Gregorio López.
Índice del Tomo 1. De Manuscritos varios existentes en la Biblioteca del Museo Nacional.
2.- D. Leonardo de Sevilla, Escribano, certifica acerca del estado en que encontró la ermita del Venerable Gregorio López, cerca de Santa fe. México, Julio 13 de 1684. A fs. 77 – 1 f.
 3.- Carta del Obispo de Michoacán a H Valdez, sobre limosnas para canonización del Venerable Gregorio López, Valladolid, Febrero 28 de 1679. – a fs. 78 – 1 f.
4.- El Bachiller Juan de Quijas Escalante, Cura de la Villa de Jerez, Zacatecas, certifica que cerca de dicha villa existía una ermita hecha por las propias manos del Venerable Gregorio López, la que fue después reedificada y en ella se cantó la primera misa el año de 1676. Jerez, marzo 5 de 1677, a fs. 79 -2 fs.
5.- Oficio de Francisco de Hualde al Excelentísimo Sr.  (Virrey) sobre asuntos referentes a la reedificación de la ermita del Venerable Gregorio López en el valle de Atemaxac, cerca de Jerez, Zacatecas.- Obrar del Conde de Santiago, Diciembre 18 de 1685.- a fs 81. 2 f.  
6.- Instancia del hermano Francisco de Hualde a los jueces  subdelegados, sobre que  se investigue los autos referentes a la reedificación de la ermita de Fr. Gregorio López, en Santa Fe. Convertida en establo. Sin fecha.- a f, 83 – 2 fs.
7.- Instancia del hermano Francisco Hualde Aranibox, a los jueces subdelegados, sobre la reedificación de la ermita del Venerable Gregorio López, en el valle de Atemaxac, cerca de Jerez, Zacatecas. Sin fecha.- a f. 85. 2 fs.  
  8.- Carta del Marqués Conde de Castronovo al Arzobispado de México, congratulándolo por la visita que hizo a las cordilleras de su Arzobispado, y que espera de su acertada inteligencia un buen resultado en las informaciones relativas al Venerable Gregorio López. Madrid, mayo 1° de 1869.- a fs. 87.- 1 f.   
9.- Libro de la reedificación de la ermita de San Francisco donde vivió y murió el V. Siervo de Dios Gregorio López en Santa Fe. Año de 1695.- a fs. 88 –fs.
10.- Carta de Don Francisco Campo de Arve al Virrey Arzobispo de México, pidiéndole en nombre del Rey algunas obras y manuscritos del V. Siervo de Dios Gregorio López. Madrid, junio 10 de 1738.- a fs. 93 – 1 f.
11.- Carta del Rey de España al Arzobispo Virrey de México instándole sobre la remisión de obras y escritos del Siervo de Dios Gregorio López, que con anterioridad se le tenían pedidas, y sin los cuales no se puede proseguir el proceso de su canonización. Aranjuez, a 27 de abril de 1738. A f. 97 – 3 fs.
12.- Instrucciones, (en latín) de la Congregación de Ritos, de Roma, referentes a procurar la presentación de obras y escritos del V. Gregorio López, a fin de proseguir el proceso de su canonización. Sigue un edicto del Arzobispo de México sobre este asunto. México, Septiembre 4 de 1743.- a f. 100- 4 fs.
13.- “Inventario de los papeles y demás efectos, que tocan a él Siervo de Dios Gregorio López”.  México, Enero 24 de 1705. A f. 104.- 6 fs.
Continuará.
Guadalupe, Zac., 12 de Octubre de 2014.


[1] El Valle de Atemajac es el nombre del valle situado en el Eje Neovolcánico donde se fundó la ciudad de Guadalajara en el siglo XVI. Atemajac significa Piedra que bifurca el agua o lugar donde el agua se bifurca, proviene de la palabra Náhuatl  Atemaxaque, la cual se desprende de las raíces atl (agua), tetl (piedra o cerro) y maxatli (bifurcar). Actualmente la mayor parte del valle se encuentra urbanizada, formando la Zona Metropolitana  de Guadalajara. Antiguamente el rio San Juan de Dios atravesaba la parte central de la actual mancha urbana, corriendo desde el parque Agua Azul y desembocando en la barranca de Huentitán. El valle se encuentra rodeado de cerros: al oeste la Sierra Primavera, al este y al sur el eje neovolcánico y al norte la barranca de Huentitán. No presenta una profundidad demasiado pronunciada. Tiene forma de un llano y se encuentra entre 1530 a 1550 metros sobre el nivel del mar.

[2] Informe presentado al Gobierno Supremo del Estado por el C. Marcos de Esparza a consecuencia de la visita que practico en los partidos de Villanueva y Juchipila. Zacatecas. 1830.  Imprenta de Gobierno a cargo de Pedro Piña. Pág. 3. 




 Retrato del Venerable Gregorio López, que se encuentra en el Santuario Diocesano de Guadalupito, Zacatecas. (Frente a la Estación de Ferrocarril),que recuperó el Padre Campitos.



 Primera vez que visite la Ermita de  Gregorio López, en el sitio de Atemajac, de la Encarnación, Villanueva, zac.


 La capilla nueva y la antigua capilla de Nuestra Señora del Carmen de la hacienda de la Encarnación, Villanueva, Zac.


 Retrato del Venerable Gregorio López, en la antigua capilla de la Encarnación, Villanueva, Zac.


 Detalle del retrato de GregorioLópez, del Presidio de la Encaranción.


 San Gregorio López, como le llaman en la hacienda de la Encarnación, y que sirbió de modelo para la mascailla del venerable mi amigo don Gilibaldo Valdéz, encargado desde hace años del Museo Comunitario de Jerez, Zac., en el Teatro Hinojosa.



 Restos del Cortijo o Presidio de la Encaración que construyera el Cap. don Pedro Carrillo Dávila, que protegió y ayudó a cosntruir la ermita a Gregorio López.

 El sitio de Atemajac, en la junta que hacen los rios de Villanueva y Tenago, cerca de la Encarnación, Villanueva. Zac.






El sitio de Atemajac cerca de la Encaranción, Villanueva, Zac.



 En Atemajac de la Encarnacion se aprecia los restos de la ermita de Gregorio López. (al centro de la foto).

 Retrato de Gregorio López, que pertenció al Padre José Campos Mota.



 El historiador Ángel Román Gutiérrez y mi compadre Leonardo de la Torre Berúmen, con el retrato de Gregorio López en la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac. Los dos han escrito sobre Gregorio López.

 Retrato de Gregorio López en la Ermita de Guadalupe de Jerez, Zac. con el escudo de los Reyes de España.



 El Sitio de Atemajac de la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac., el rio Grande de Jerez y el Jimilco.




 Nuestra Señora de Guadalupe, de la Ermita que se cosntruyó en el siglo XIX, cerca de la antigua de Gregorio López.


 En la Ermita de Gregorio López, de Atemajac, de la Encarnación., Villanueva, Zac.


Los historiadores Ángel Román Gutiérrez y el Cronista de Villanueva en ese entonces, y ahora Cronista de la Ciudad de Zacatecas, y del Estado don Manuel González Ramírez, cuando los llevé a conocer la ermita. Los dos historiadores han escrito sobre Gregorio López.


 El Canónigo don Jose María Varela de la Torre, me enseñó en el archivo de Catedral de Zacatecas, el acto de fundación de la Cofradia de Nuestra Señora de Rosario por Fr. Domingo de Salazar, que visitara a Gregorio López en Atemajac.



 La fecha de lafundación de la Cofradía del Rosario en Zacatecas, por el dominico Fr. Domingo de Salazar es de 1566.






 Héctor Villegas Correa me publicó en 1991 este artículo en que hablo por primera vez de Gregorio López.


 Con mi primo Eugenio Eugenio del Hoyo Briones, el 7 de octubre de 2014, encontré el baluarte de lo que fue el Presidio de la Labor de Santa Gertrudis. Esto me obligó a volver a escrivir sobre Gregorio López.


 El baluarte en una esquina de la Casa Grande de la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, de Jerez, Zac.


 Restos del baluarte militar, cerca de la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac.

La Casa Grande de la hacienda de la Labor de Santa Gertudis con la placa donde se dice que nació el ilustre gobernador de Zacatecas don Francisco García Salinas, y se puede apreciar las dimensiones del antiguo presidio militar que despues fue hacienda de campo. A la derecha mi primo Eugenio del Hoyo Briones, tomando fotos.


 El 25 de enero de 2014, tome esta foto de la Ermita de la Encarnación en la que se puede aprtecia que se derrumbo la coronilla de cantera de la portada de la ermita.

 

 Enero de 2014 ultima foto que he tomado de las ruinas de la ermita del Venerable Gregorio López.


 Restos de la choza o casa en que habitó el Siervo de Dios, el Veberable Gregorio López, a unos pocos metros de la Ermita, en Atemajac de la Encaranción, Villanueva. Zac. Restos que se deben de protejer y conservar para las futuras generaciones. Ya que la Ermita de Santa Fe, cerca de México ha sido restaurada y consevada, y la de Jerez, se la llevó el rio, solo quedan estos vestigios en Zacatecas. Que ya muchos lugares quisieran tener estas ruinas. 


 Los muros de la ermita que cosntruyó el Venerable Gregorio López, con la ayuda de indios tarascos o pacificos,que le proporcionó el Capitán don Pedro Carrillo Dávila, fundador de Jerez, Zac. Los adobes datan del año de 1563.


 Bernardo del Hoyo Calzada (yo), en la ermita de Gregorio López, de la Encarnación, Villanueva, zac.

 
 Las dos pinturas de la hacienda de la Encarnación, mandados pintar por don José Tomás Rodríguez Gallinar dueño que fue de esta hacienda.



 Retrato del Venerable Gregorio López, en la Encarnación, Villanueva, Zac. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada.


   Con Gregorio López en la Encarnación.


 La Capilla y la Casa Grande de la hacienda de la Encaranción, de la que fue dueño don Francisco Federico Moncada.
 
 Con el otro retrato de Gregorio López, en la Encarnación.


  
Fotografía del Google Earth de lo que fue el Presidio de la Lobor de santa Gertrudis. Jerez, Zac. convertida en el siglo XVII en hacienda de campo.


  
En esta fotografía se nota el antiguo Camino Real de Tlaltenago a Jerez.

 La distancia que hay entre la Ermita de Guadalupe, donde vivio Gregorio López y la hacienda de la Labor de Jerez, es muy corta. Gregorio Lopez, por dos ocaciones estubo siempre cerca de su protegido Pedro Carrillo Dávila.

 El cuadro del Sitio de Atemajaque, que se encuentra en bodega en el Museo de Guadalupe, Zac.






 Restos de la choza o casa donde vivió el Venerable Siervo de Dios Gregorio López, en Atemajaque de la Encaranción, entre la junta de dos rios.


 La ermita del Siervo de Dios, el Venerable Gregorio López, en Atemajaque de la Encaranción. Villanueva, Zac.

6 comentarios:

  1. Wow la historia de mi pueblo.
    Me imagino que tan dificil seria tratar de
    buscar archivos acerqua de mis antepasados que han vivido en
    La Encarnacion desde 1560 o quiza no tan atras.

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  2. En el año de 1972 escribí sobre "Gregorio López, el hombre más raro del mundo" y presente mi investigación al Congreso Internacional de Historia de la Medicina en Londres, Inglaterra; pero no logre investigar ATEMAJAC. Lo felicito.

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  3. Soy el Dr. Oscar Hutterer. huttereroscar@hotmail.com

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  4. ¿Existe una segunda parte de este trabajo de investigación.
    Me interesa mucho.
    dr. Oscar Hutterer Ariza.
    huttereroscar@hotmail.com

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  5. Bernaro del Hoyo:
    Felicidades por tan excelente investigación por localizar la ermita donde vivió Gregorio López hace más de 450 años, además de toda la información y las pinturas que presentas en tu interesantísimo reportaje.
    Yo estoy haciendo mi tesis de doctorado sobre el Pueblo de Santa Fe de México, donde López vivió sus últimos siete años de vida. Estoy citando tu trabajo como una de las fuentes bibliográficas.
    Estaremos en comunicación. Saludos.
    Mi correo: sepulveda@economia.unam.mx

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