El Venerable Gregorio López en Zacatecas.
1° parte.
Los
Atemajac de Zacatecas.
Por Bernardo
del Hoyo Calzada.
Hacia el año de 1984, platicando con don José Manuel
Enciso González, en “La Cadena”, su tienda de ropa frente a Catedral, escuché
hablar por primera vez del Venerable Gregorio López, que vivió en “Atemajac”.
El nombre Atemajac me era ya conocido; en Guadalajara, donde radiqué hasta mis
quince años, siempre oía mencionar una colonia, junto a la Ciudad Perdida,
llamada Atemajac del Valle. Luego supe que Guadalajara misma, está enclavada en
el inmenso Valle de Atemajac.
Don José Manuel
me platicó que Gregorio López, ermitaño e hijo natural del rey de España Felipe
Segundo, que habitó el sitio de Atemajac
junto a la Hacienda de la Encarnación, en el municipio de Villanueva,
Zacatecas, cuna del propio señor Enciso.
Por esos años
inicié la investigación de mi genealogía y tuve que recurrir a los archivos, el
primer lugar que escogí fue la tierra de mis antepasados, Jerez, Zacatecas.
Ahí, mientras consultaba el archivo Parroquial, llegó el señor cura don Rafael
Pérez Gutiérrez, el que ante mi deseo de estudiar no sólo genealogía sino la historia
de Zacatecas, me recomendó visitar en la capital del Estado, al “Padre
Campitos”, Rector del Santuario Diocesano de Guadalupito. Me dijo que el
sacerdote andaba por los noventa años y sabía bastante de lo que tanto me
interesaba.
Fue así que a los
pocos días encontré al señor presbítero don José Campos Mota, quien fuera uno
de mis dos grandes maestros en el terreno de la historia regional; al otro maestro
ya lo conocía, era el canónigo don José María Varela de la Torre.
Cierta vez, en su
casa, me mostró el padre Campos tres retratos al óleo, uno era de Gregorio
López, los otros dos eran de don Juan Alonso Díaz de la Campa y don Ventura de
Arteaga. Me preguntó si sabía algo sobre Gregorio López, y respondí que el
señor Enciso me había comentado que fue hijo de Felipe Segundo; enseguida me
pidió observar el filacterio que sale de la boca del personaje con la frase
latina: “Secretum meum mihi”, contesté que ignoraba el significado y él
tradujo: “mi secreto es para mí” o “me guardo mi secreto”.
Las charlas con el
Padre Campitos continuaron. Tiempo después, vi el cuadro de Gregorio López que
se encuentra en el Museo de Guadalupe, Zac., y, junto a él, otro más pequeño
con un texto sobre “El sitio de Atemajac”, en la hacienda de La Encarnación de
Villanueva, Zac. Aunque lo leí, no di mucha importancia a la información sobre
el sitio mismo, sino que concentré la mente en si sería o no hijo del Rey don
Felipe Segundo.
En Jerez, Zac.,
el Sr. don Andrés Reveles me mostró un trabajo inédito del historiador Juan N.
Carlos, al consultarlo volví a saber de Gregorio López. En él se asentaba que
el Venerable construyó su primera ermita, llamada Ermita de Guadalupe, en
Atemajac, de Jerez, cerca de la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, y que
de ahí pasó a La Encarnación para retornar a Jerez. Esto me confundió: Gregorio
López hizo su ermita en Atemajac, pero ¿dónde quedaba Atemajac, en Jerez o en
Villanueva?
El señor canónigo
don José María Varela de la Torre me regaló un libro de iconografía colonial
donde viene una pequeña semblanza del eremita y un retrato suyo, de los tres
que custodia el Museo del Virreinato en Tepotzotlán. Como no encontré todavía
nada claro, hube de acudir al Padre Campitos con mi confusión respecto a
Atemajac.
Entonces me contó
que, por la familia Moncada, antigua propietaria de la hacienda de La
Encarnación, Villanueva, sabía que aún se conservaban vestigios de la ermita en
Atemajac, cerca de la casa grande de la Encarnación. Esto me dio mucho gusto
pues, según Juan N. Carlos, a la original Ermita de Guadalupe en Jerez, se la
llevó el río y la que actualmente existe data de 1857.
En aquella
ocasión me informó el padre Campos, que Atemajac significa: lugar donde se
juntan los ríos (donde bifurcan las aguas). También me enteré por medio del padre
Campitos que Gregorio López escogía estos lugares, porque si se acababa el agua
en un río, quedaba agua en el otro.
Volví al Museo
de Guadalupe y releí el referido texto sobre el sitio de Atemajac, en él se
especifica claramente: “En este sitio fue fabricada esta ermita que es la
primera que hubo en las Indias por el primer ermitaño que hubo en estas
Américas y que fue el Venerable Gregorio López...”
Más adelante,
en 1989, coincidí en el Archivo Parroquial de Villanueva con el señor cura don
Juan Pérez Medina, amigo de la infancia de mis tíos los del Hoyo Cabrera.
Conversamos buen rato y al despedirse me comunicó que iba a La Encarnación.
Pregunté si conocía la ermita de Gregorio López, respondió afirmativamente y me
invitó a acompañarlo. No me lo dijo dos veces.
Durante el
trayecto comenté al señor cura que el Padre Campitos me pidió visitar, cuando
pudiera, el sitio de Atemajac y verificar si había restos de la ermita. Al
llegar a la ex hacienda, el párroco preguntó a los monaguillos de la Capilla
del Carmen de la hacienda de la Encarnación, si sabían dónde estaba la ermita
de Gregorio López, uno de ellos dijo sí y se ofreció a conducirme para realizar
mi sueño: estar donde estuvo el hijo de Felipe Segundo.
Tras recorrer como
dos kilómetros llegamos a la junta de dos ríos; me encontraba por fin en
Atemajac, más la dichosa ermita no se veía por ningún lado. Cruzamos ambos
ríos, sus aguas bastante limpias hacían grato el panorama y me empezaba a
gustar el paisaje, pero nada de ermita.
El monaguillo me
llevó a una loma y tras un lienzo de piedra, entre la nopalera, apareció lo que
tanto había deseado. Estaba por fin frente a aquellas ruinas de la ermita de
Gregorio López, aunque esta ermita, pensaba yo, la conozca ya mucha gente. Tome
algunas fotografías para mostrarlas al padre Campos y al canónigo Varela.
La ermita estaba
sin techo, las vigas habían sido arrancadas y tuve la impresión que en muchos
años nadie, excepto quienes plantaron la nopalera, había pisado aquel paraje.
Observé los contrafuertes que don José Tomás Rodríguez Gallinar, dueño de la
hacienda de La Encarnación, mandó poner hacia 1802, como está escrito en el
citado cuadro del Museo de Guadalupe. Lo que quedaba del pequeño atrio,
agregado también por Rodríguez Gallinar, contemplé la junta de los ríos y
recordé una encomienda del Padre Campitos: buscar en torno a la ermita, huellas
de la habitación donde dormía el Venerable. Nada hallé pues ya era tarde; el
Señor Cura de Villanueva me esperaba y debí abandonar el lugar, no sin antes
pedir al monaguillo, me tomara una foto ante las ruinas.
De regreso a la
capilla me esperaba otra sorpresa, el sacerdote tenía dos retratos de Gregorio
López posados en el piso del atrio, y que estaban colgados en la sacristía, donde
se custodian desde tiempo inmemorial. En uno de ellos, de pie, en primer plano
sobre fondo azul, el anacoreta porta un sayal blanco rayado en añil. Arriba, en
la parte derecha del cuadro está pintada
la ermita del Siervo de Dios, sin los soportes ni el atrio, entre los
ríos que acababa de cruzar dos veces, el Villanueva y el Tenango. Esto, para
mí, fue extraordinario, es el sitio de Atemajac.
El ángulo
izquierdo superior muestra el Presidio de la Encarnación, del que fue fundador,
como de Ojuelos, San Felipe, Jerez, y el de la Labor de Santa Gertrudis, el
capitán don Pedro Carrillo Dávila. En la parte media del margen derecho, el
pueblo de Atemajac está representado por indios con plumas, son los “chichimecas
de indómita selvatiquez” que ayudaron a construir la ermita. En la parte
siniestra, encima de una mesa se encuentran los dos libros que escribió el
Venerable: “Tratado y exposición del Libro Canónico del Apocalipsis” (Madrid,
1727) y el “Tesoro de Medicinas para todas enfermedades” (México, 1672).
Bajo la mesa, en
la inscripción alusiva, supe que a la hacienda de La Encarnación se le llamaba
“Hacienda de la Labor, nombrada Encarnación”. De ahí el equívoco con la “Labor
de Santa Gertrudis”, que está cerca de la Ermita de Guadalupe en Jerez. Deduje
pues, que Gregorio López erigió su primera ermita en Atemajac de La
Encarnación, entre 1562 y 1564. Posteriormente, en 1569, al fundar don Pedro
Carrillo Dávila la Villa de Jerez, el Venerable lo siguió, ya que era su
protector, y levantó en el Atemajac de Jerez la Ermita de Nuestra Señora de
Guadalupe. Cerca de allí, en 1634, se fundó la hacienda de la Labor de Santa
Gertrudis; fue lo que confundió a don Juan N. Carlos.
En el otro
retrato, Gregorio López sube al cielo transportado por ángeles, al fondo, se distingue
la ermita de “Santa Fe”, que le construyeron sus admiradores en las
inmediaciones de la ciudad de México, donde vivió sus últimos años. Otra
sorpresa, para mí como genealogista, fue que en la parte superior siniestra del
óleo, aparece el escudo de armas de Felipe Segundo, lo cual sugiere que sí era
hijo natural del rey de España don Felipe II. Fotografié ambos cuadros para
enseñarlos al Padre Campitos.
A este
inolvidable viaje, pude agregar el que realicé a Ermita de Guadalupe, Jerez,
donde me esperaba otra sorpresa. Sabiendo de antemano que a la ermita original
se la llevó la corriente, busqué sus cimientos y no los hallé. Me indicaron el
punto donde estuvo y constaté su proximidad a la junta de dos ríos, el Rio Grande
y el rio Jimulco que baja de Susticacán, prueba que me encontraba en otro
Atemajac, lo que luego corroboré documentalmente.
Pero lo
asombroso vino al visitar la capilla, construida en 1857; en la sacristía, otro
lienzo de Gregorio López con un escudo Real de los Reyes de España, que no
consigna en su libro don Juan N. Carlos. Este hallazgo revela que don José
Tomás Rodríguez Gallinar, debió de mandar poner imágenes del Venerable en cada
sitio donde vivió. Después aprendí que Gregorio llamó a su ermita “de
Guadalupe”, lo que la convierte en la primera advocación guadalupana del norte
americano, todavía más antigua que la de San Luis Potosí, tanto en la
Encarnación como en la labor de Jerez.
También logré dar
con un antiguo grabado del ermitaño, mismo que me prestó Armando González
Quiñones y hoy pertenece a Manuel González Ramírez, a quien, con Ángel Román
Gutiérrez, llevé a conocer la famosa ermita de La Encarnación. En este
recorrido descubrí, como a quince metros, junto al lienzo de piedra, vestigios
de cimientos que podrían corresponder, como suponía el Padre Campos, a la
habitación o choza de nuestro personaje. Para esa fecha, lamentablemente, ya
había muerto mi querido maestro.
Hace poco me
enteré, por un libro sobre la fundación de Aguascalientes, que dicha localidad
se instituyó en 1575, contigua a la Estancia de Ávalos. Así pude trazar a
grandes rasgos el itinerario de Gregorio López:
Tras largas peregrinaciones a Zaragoza, Guadalupe y
Montserrat, los más célebres santuarios marianos de la Península Ibérica,
arriba a la Nueva España en 1562 y se dirige al lugar más recóndito del
virreinato, la frontera de la plata. Llega a Zacatecas y en la Encarnación,
actual municipio de Villanueva, construye su primera ermita.
Pasa a vivir a la Estancia
de Ávalos, el padre Losa su biógrafo dice Pueblos de Avalos. Luego pasa a la estancia de Sebastian Mejía,
donde hoy es el Cacalote, junto a Huejucar, Jal., que quiere decir “maíz tostado”.
En 1569, edifica la Ermita de Guadalupe cerca de Jerez, Zacatecas. Pasa después
a México y se interna luego en la Huasteca Veracruzana, para volver a la
capital e instalarse en “Santa Fe”, donde muere, en olor de santidad, el año de
1596, a los cincuenta y cuatro de su edad y treinta y tres de austera vida
eremítica.
La ermita cerca de la
hacienda de la Encarnación, Villanueva, Zac.
Informe presentado al
Gobierno Supremo del Estado por C. Marcos de Esparza.
“En un sitio de la otra
(hacienda) llamado Atemajac se ve una ermita, que se dice construida por el
beato Gregorio López, natural de Madrid, de donde vino a esta América el año de
1543 (sic). Un documento que existe en aquella hacienda, expresa, que cuando el
referido beato vivió en ella, era conocida la finca por un Presidio, que
gobernaba el Capitán Pedro Carrillo Dávila, a quien el ermitaño pidió licencia
para construir la ermita, en la que según el propio documento habito con
bastante veneración, en términos, que fue reputado por un santo, y aun se
establecieron romerías para visitar la ermita de la cual se sacaban tierras con
que sus devotos se curaban de cualquier enfermedad, y aun aplicaban a las cementeras
de trigo en años en años de calamidad”.
En el museo de
Guadalupe, Zac., se encuentra un retrato de Gregorio López, y estaba otro
cuadro con un artículo que realizó el dueño de la hacienda de la Encarnación
don José Tomas Rodríguez Gallinar, en el año de 1802, y colocó en la ermita de
Gregorio López, que el mismo restauro, dicho que fue trasladado al Museo de
Guadalupe, Zac., está muy deteriorado y fue retirado a las bodegas del Museo,
no se ha restaurado. Y dice así:
“Sitio de Atemajaque.
En este sitio fue fabricada esta ermita
que es la primera que hubo en las Indias por el primer ermitaño que hubo en
estas Américas, y es y fue el Venerable Gregorio López, natural de la Corte
de Madrid, y paso a estos Reinos el año
de 1543 (sic), estuvo viviendo en Zacatecas poco tiempo de donde salió mediante
el impulso divino y tuvo de hacer vida solitaria y escogió este paraje para su
soledad junto a la junta que hacen los ríos como ya se miran; aquí vivió y
estuvo siete años, en cuyo tiempo floreció este santo varón en virtud y
santidad como consta de su vida escrita por el padre Fr. Francisco Loza, cura
de almas en el pueblo de Santa Fe del Arzobispado de México, con quien vivió el
santo varón 18 años y allí murió el día 20 de julio de 1596. El haberse
mantenido estas paredes de su ermita 206 años y algo más, es milagro que se
está mirando, pues Dios no ha permitido su
ruina por conservar la buena memoria de su siervo, por os dueños que han sido
de esta hacienda de la Encarnación no hubieren cuidado ni esmero con esta
alhaja tan apreciable. Cuando el Santo habito esta ermita, y estuvo en estas
tierras, era esto y se llamaba el Presidio de la Encarnación, gobernado por el
Capitán Pedro Carrillo Dávila, a que el santo pidió licencia e instrumentos
para fabricar dicha ermita y siendo su humildad, no solo le presto los
instrumentos pero hasta mando a los naturales que le ayudaron a fabricarla. ₰ Don José Rodríguez Gallinar ensayador y balanzario jubilado en estos
empleos y dueño actual de esta hacienda mando fortificar las paredes de esta
ermita en el modo que se ve con el fin de que se mantenga la memoria de este paraje tan respetable, y
encarga y suplica a los dueños que fueren de esta hacienda tengan el mayor
esmero y cuidado de sus reparos para que no se vea en las ruinas en que se vio
y para que se tenga la mayor veneración mande colocar en dicha ermita la efigie
del Santo Venerable en un cuadro de cuerpo entero y adornado las paredes con la
vida de la Santísima Virgen María. Esta fomentación se celebró el día 4 de
abril de 1802, experimentándose desde este día muchas maravillas en los enfermos que lo visitan y aun llevan
tierra del suelo de esta ermita y suman de cualquier dolor o enfermedad que
tengan: experimentándose favorable esta tierra con los hijos y demás ve mentes cuando hay epidemia en ellas. En fin son
tantos los prodigios que se ven nacidos de esta ermita que fuera necesario más
tiempo y más grande este cuadro.
He oído decir a personas de superior y aún
está muy válido entre la gente común de que nuestro Santo Anacoreta fue hijo
legítimo de N. C. monarca el Señor Don Felipe 2°, y que se llamaba Carlos; puede
ser cierto esto respecto que en su vida no menciona su nacimiento ni menos
declara sus padres. Este silencio indica el que puede sea de familia Real e
Infante de España, lo cierto es que en mi poder para una estampa bastantemente
apreciable y tiene a sus pies el escudo de
las armas reales de N. N. C. C. los reyes de España, la que tengo animo
de trasladarla en lienzo. El escudo real demuestra que sea de la familia real
de España a lo que se agrega por que puede servir de comprobante que el Señor
Don Carlos 3° de buena memoria mando se quitara la manda forzosa y que la causa
que se sigue del Santo Venerable para su canonización corriese y darse de
cuenta de la Real Corona y con justa razón debe ser así que en la vida del
Siervo de Dios constan las Reales cartas que escribió el Señor don Felipe 3° a
los Sres. Arzobispos de México para que se tomasen declaración jurídica a todas aquellas personas que
trataron, comunicaron y conocieron al Santo Venerable, y hecho esto se
remitiesen como se efectuó, y con estos reconocimientos dio cuenta Nuestro
soberano el Sr. Don Felipe 3° hermano de nuestro Santo a su Santidad, y lo
mismo hizo el señor don Felipe 4° escribiéndole a su Santidad de N. Ilmo. Pontífice y Papa el Sr. Urbano 8°,
a los Cardenales y a sus embajadores en Roma, acerca del Siervo de Dios para su
canonización: que todos estos motivos declaren ser ciertas las sospechas de que
es legítimo hijo del Sr. Felipe 2°, pero es mucho el empeño que N. N. soberanos
tomaron en esta causa que sin más confirma ser verdad que falso y que nuestro santo
guardo silencio en estos dominios en saberse su nacimiento Real, y que su
humildad y amor a Dios y al prójimo que siempre tubo no se declaró por
guardarse la buena fe a su Padre natural
que no dio lugar a la supuesta informal para que entrase el Siervo de
Dios en las delicias que el mando ofrece y más en sujetos reales, que es muy
verosímil el demonio como enemigo común
le consejería e y le tomaría presente las delicias que le ofrecía este nuevo
mundo de la América, pero todo lo reprobó y puso su amor solo en Dios y su Santísima Madre Purísima de
que fue tan devoto y amartelado como consta de su vida a que me
remito.
He tenido bien el poner este estonito para que tengan memoria sus vivientes de este
gran siervo de Dios prime ermitaño de estas Indias Occidentales juntas, y
primer Anacoreta de estas Américas con sus principios que dio doctrina y con su
ejemplo a los habitantes de estos reinos, para y por si quisieren en todos las
máximas del Evangelio, y fuese desterrada la idolatría con que el Demonio tenía
engañado a los naturales de estos reinos.
Bendito sea Dios para siempre y su
Purísima Madre que eligieron este gran Siervo suyo para Apóstol de estos
dominios y que promulgase nuestra Santa Fe Católica como lo hizo a mayor honra
y gloria de Dios N. S. y de su Santísima Madre.
Bendito sea para siempre gran Dios y
Señor y bendita sea la Santísima Madre Nuestra Señora la Virgen María que me
diste licencia, Señor y me cogisteis por instrumento para esta facción en que
no quisisteis consultar las memorias de su Siervo y Santo Gregorio López, exponiéndolas
aquí con la luz que le concebiste de darme quiera su infinita bondad mover los
corazones de los Católicos Reyes de España para que apresuren su canonización.
Tu Señor Dios mío eres el Padre de los
Reyes, el Señor de los Señores, y que han de reinar para siempre pues era y
será por todos los siglos de los siglos el Santo, Santo, Santo y Señor del
Universo, y en fe y creencia de sesta verdad lo firmo y quisiera firmarlo con amor de mi corazón porque soy por
dicha mía Cristiano Católico Apostólico
Romano. Señor todas las generaciones te adoren bendigan y alaben y a mí el
mayor pecador de todos échame tu Santísima bendición y ampara mi alma mi casa y
familia, a esta Hacienda y a todos los que en ella habitan y habitaren y ten
piedad de mi miserable pecador, y con la confianza de que me has de perdonar,
lo firmo = José Tomas Rodríguez Gallinar”.
La ermita de Guadalupe
del Venerable Gregorio López, en Atemajac, cerca de Jerez, Zac.
En este año de
2014 realicé un viaje con mi primo Eugenio del Hoyo Briones, para que conociera
en la Gavia, Jerez, Zac., la biblioteca que lleva el nombre de su padre el
historiador don Eugenio del Hoyo Cabrera. Y al pasar por la hacienda de la
Labor de Santa Gertrudis, le comentaba a mi primo que pusieron una placa en la
casa grande de la hacienda, diciendo que en esa casa nació el ilustre don
Francisco García Salinas, diciéndole a mi primo que don Víctor García era el
administrador de la hacienda, por lo tanto no era el hacendado, el dueño en
tiempos que nació don Francisco García Salinas era don Casimiro Félix de
Arellano, y en cierta ocasión que fui a visitar la hacienda supe por un vecino
de ese lugar que don Francisco había nacido en una casa que está en el camino
Real a Jerez, donde está afuera de la
casa, una piedra de molino de trigo. Que se les hizo fácil poner la placa en la
Casa Grande, porque un hombre ilustre no podía nacer en cualquier casa, cosa de
liberales. Y estando retratando el casco de la hacienda que fue de los
Amozurrutia, tuve otro hallazgo por demás interesante para la historia de Jerez
y del venerable Gregorio López.
Aunque ya lo había
visto en años pasados, no le había puesto la mayor atención, hasta hoy, en que
me he dedicado a investigar el Camino Real de Tierra Adentro, y mi sorpresa fue
que la casa grande de la hacienda fundada en el año de 1634, más bien marcenado
el sitio a don Pedro Ortiz de San Pedro, fue un antiguo Presidio en el camino
Real a Jerez, porque vi que aún tiene un baluarte. Y le comente a mi primo Eugenio, ¡mira, un
baluarte!, que debió de construirse por el mismo capitán don Pedro Carrillo
Dávila, cuando fundó la Villa de Jerez de la Frontera, en 1569 y 1572, y con
este hallazgo pude hacer el itinerario del Camino Real, porque hace unos dos o
tres años encontré otro baluarte en la hacienda de la Trojita, de la familia
Reveles, para mi quedaba claro que la antigua hacienda dela Troje, Tepetongo,
Zac., tenía dentro de su propiedad un Presidio, para proteger el Camino Real de
Tierra Adentro, y que cuando llegó a su fin la antigua hacienda de la Troje de
la familia Escobedo, se trasladó la población al antiguo Presidio, que un
conserva la mitad de uno de sus baluartes, detrás de la Casa Grande donde fue
de la hacienda de la Trojjita.
Entonces los dos
presidios antes de llegar a Jerez, pasando por el Pueblo de Huejucar, Jal.,
Seria por el Presidio de la Trojita, para continuar con el Presidio, donde hoy
es la Labor de Santa Gertrudis, y finalmente el Presidio de Jerez de la Frontera,
hoy Jerez, Zac., enseguida con los Presidios de Malpaso, Cieneguillas,
Maguey y finalmente Zacatecas.
Las
conclusiones de esta visita fue que el Camino Real de Tlaltenago a Zacatecas,
fue por El Cacalote, fundado en 1562, el pueblo de Huejucar, y antes de fundar
Jerez de la Frontera en 1569 y 1572, por la Encarnación, Vilanueva, Zac., y por
la Boquilla del Carmen, antes de fundar Villa Gutierre del Águila, hoy
Villanueva, Zac., en 1692. Y de la
Boquilla proseguía el camino al Malpaso.
El Capitán don Pedro Carrillo Dávila, fue la
persona a la que se le encomendó proteger el Camino Real y fundar una villa en
la Frontera con los Chichimecos y funda en 1569 Jerez de la Frontera, estando
en el Presidio de la Encarnación, y como los indios barbaros atacan Jerez, se despuebla y en el año de 1572
lo vuelve a poblar, y antes en 1569 debió de fundar el Presidio de la Labor de Santa
Gertrudis, por lo que el Venerable Gregorio López, una vez estado en la
estancia o heredad de Sebastián Mejía en el Cacalote, Tepetongo, Zac., cerca de
Huejucar, pasa a vivir y construir otra ermita en la junta de los ríos Grande y
Jimulco, en Atemajac de Jerez, llamada la Ermita de Guadalupe, junto a al
Presidio que también tenía gobernado el Capitán Pedro Carrillo Dávila, en lo
que después en 1634 se habría de construir la famosa hacienda de la Labor, que
ya para ese entonces muchos de los presidios en el Estado de Zacatecas habían
desaparecido, y algunos fueron dados a los capitanes a Guerra de esta región. Y
es así como se pobló y construyó sobre el antiguo Presidio Militar, la referida
hacienda de la Labor.
Algunas de las pruebas
sobre Atemajac y la ermita construida
por Gregorio López.
Índice del Tomo 1. De Manuscritos varios existentes en la Biblioteca
del Museo Nacional.
2.- D. Leonardo de Sevilla,
Escribano, certifica acerca del estado en que encontró la ermita del Venerable
Gregorio López, cerca de Santa fe. México, Julio 13 de 1684. A fs. 77 – 1 f.
3.- Carta del Obispo de Michoacán a H Valdez,
sobre limosnas para canonización del Venerable Gregorio López, Valladolid,
Febrero 28 de 1679. – a fs. 78 – 1 f.
4.- El Bachiller Juan de Quijas
Escalante, Cura de la Villa de Jerez, Zacatecas, certifica que cerca de dicha
villa existía una ermita hecha por las propias manos del Venerable Gregorio
López, la que fue después reedificada y en ella se cantó la primera misa el año
de 1676. Jerez, marzo 5 de 1677, a fs. 79 -2 fs.
5.- Oficio de Francisco de Hualde
al Excelentísimo Sr. (Virrey) sobre
asuntos referentes a la reedificación de la ermita del Venerable Gregorio López
en el valle de Atemaxac, cerca de Jerez, Zacatecas.- Obrar del Conde de
Santiago, Diciembre 18 de 1685.- a fs 81. 2 f.
6.- Instancia del hermano
Francisco de Hualde a los jueces
subdelegados, sobre que se
investigue los autos referentes a la reedificación de la ermita de Fr. Gregorio
López, en Santa Fe. Convertida en establo. Sin fecha.- a f, 83 – 2 fs.
7.- Instancia del hermano
Francisco Hualde Aranibox, a los jueces subdelegados, sobre la reedificación de
la ermita del Venerable Gregorio López, en el valle de Atemaxac, cerca de
Jerez, Zacatecas. Sin fecha.- a f. 85. 2 fs.
8.- Carta del Marqués Conde de Castronovo al Arzobispado de México,
congratulándolo por la visita que hizo a las cordilleras de su Arzobispado, y
que espera de su acertada inteligencia un buen resultado en las informaciones
relativas al Venerable Gregorio López. Madrid, mayo 1° de 1869.- a fs. 87.- 1
f.
9.- Libro de la reedificación de
la ermita de San Francisco donde vivió y murió el V. Siervo de Dios Gregorio
López en Santa Fe. Año de 1695.- a fs. 88 –fs.
10.- Carta de Don Francisco Campo
de Arve al Virrey Arzobispo de México, pidiéndole en nombre del Rey algunas
obras y manuscritos del V. Siervo de Dios Gregorio López. Madrid, junio 10 de
1738.- a fs. 93 – 1 f.
11.- Carta del Rey de España al
Arzobispo Virrey de México instándole sobre la remisión de obras y escritos del
Siervo de Dios Gregorio López, que con anterioridad se le tenían pedidas, y sin
los cuales no se puede proseguir el proceso de su canonización. Aranjuez, a 27
de abril de 1738. A f. 97 – 3 fs.
12.- Instrucciones, (en latín) de
la Congregación de Ritos, de Roma, referentes a procurar la presentación de
obras y escritos del V. Gregorio López, a fin de proseguir el proceso de su
canonización. Sigue un edicto del Arzobispo de México sobre este asunto.
México, Septiembre 4 de 1743.- a f. 100- 4 fs.
13.- “Inventario de los papeles y
demás efectos, que tocan a él Siervo de Dios Gregorio López”. México, Enero 24 de 1705. A f. 104.- 6 fs.
Continuará.
Guadalupe, Zac., 12 de Octubre de 2014.
El Valle
de Atemajac es el nombre del valle situado en el Eje Neovolcánico donde se
fundó la ciudad de Guadalajara en el siglo XVI. Atemajac significa Piedra
que bifurca el agua o lugar donde el agua se bifurca, proviene de la
palabra Náhuatl Atemaxaque, la cual se
desprende de las raíces atl (agua), tetl (piedra o cerro) y maxatli
(bifurcar). Actualmente la mayor parte del valle se encuentra urbanizada,
formando la Zona Metropolitana de
Guadalajara. Antiguamente el rio San Juan de Dios atravesaba la parte central
de la actual mancha urbana, corriendo desde el parque Agua Azul y desembocando
en la barranca de Huentitán. El valle se encuentra rodeado de cerros: al oeste
la Sierra Primavera, al este y al sur el eje neovolcánico y al norte la
barranca de Huentitán. No presenta una profundidad demasiado pronunciada. Tiene
forma de un llano y se encuentra entre 1530 a 1550 metros sobre el nivel del
mar.
Retrato del Venerable Gregorio López, que se encuentra en el Santuario Diocesano de Guadalupito, Zacatecas. (Frente a la Estación de Ferrocarril),que recuperó el Padre Campitos.
Primera vez que visite la Ermita de Gregorio López, en el sitio de Atemajac, de la Encarnación, Villanueva, zac.
La capilla nueva y la antigua capilla de Nuestra Señora del Carmen de la hacienda de la Encarnación, Villanueva, Zac.
Retrato del Venerable Gregorio López, en la antigua capilla de la Encarnación, Villanueva, Zac.
Detalle del retrato de GregorioLópez, del Presidio de la Encaranción.
San Gregorio López, como le llaman en la hacienda de la Encarnación, y que sirbió de modelo para la mascailla del venerable mi amigo don Gilibaldo Valdéz, encargado desde hace años del Museo Comunitario de Jerez, Zac., en el Teatro Hinojosa.
Restos del Cortijo o Presidio de la Encaración que construyera el Cap. don Pedro Carrillo Dávila, que protegió y ayudó a cosntruir la ermita a Gregorio López.
El sitio de Atemajac, en la junta que hacen los rios de Villanueva y Tenago, cerca de la Encarnación, Villanueva. Zac.
El sitio de Atemajac cerca de la Encaranción, Villanueva, Zac.
En Atemajac de la Encarnacion se aprecia los restos de la ermita de Gregorio López. (al centro de la foto).
Retrato de Gregorio López, que pertenció al Padre José Campos Mota.
El historiador Ángel Román Gutiérrez y mi compadre Leonardo de la Torre Berúmen, con el retrato de Gregorio López en la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac. Los dos han escrito sobre Gregorio López.
Retrato de Gregorio López en la Ermita de Guadalupe de Jerez, Zac. con el escudo de los Reyes de España.
El Sitio de Atemajac de la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac., el rio Grande de Jerez y el Jimilco.
Nuestra Señora de Guadalupe, de la Ermita que se cosntruyó en el siglo XIX, cerca de la antigua de Gregorio López.
En la Ermita de Gregorio López, de Atemajac, de la Encarnación., Villanueva, Zac.
Los historiadores Ángel Román Gutiérrez y el Cronista de Villanueva en ese entonces, y ahora Cronista de la Ciudad de Zacatecas, y del Estado don Manuel González Ramírez, cuando los llevé a conocer la ermita. Los dos historiadores han escrito sobre Gregorio López.
El Canónigo don Jose María Varela de la Torre, me enseñó en el archivo de Catedral de Zacatecas, el acto de fundación de la Cofradia de Nuestra Señora de Rosario por Fr. Domingo de Salazar, que visitara a Gregorio López en Atemajac.
La fecha de lafundación de la Cofradía del Rosario en Zacatecas, por el dominico Fr. Domingo de Salazar es de 1566.
Héctor Villegas Correa me publicó en 1991 este artículo en que hablo por primera vez de Gregorio López.
Con mi primo Eugenio Eugenio del Hoyo Briones, el 7 de octubre de 2014, encontré el baluarte de lo que fue el Presidio de la Labor de Santa Gertrudis. Esto me obligó a volver a escrivir sobre Gregorio López.
El baluarte en una esquina de la Casa Grande de la hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, de Jerez, Zac.
Restos del baluarte militar, cerca de la Ermita de Guadalupe, Jerez, Zac.
La Casa Grande de la hacienda de la Labor de Santa Gertudis con la placa donde se dice que nació el ilustre gobernador de Zacatecas don Francisco García Salinas, y se puede apreciar las dimensiones del antiguo presidio militar que despues fue hacienda de campo. A la derecha mi primo Eugenio del Hoyo Briones, tomando fotos.
El 25 de enero de 2014, tome esta foto de la Ermita de la Encarnación en la que se puede aprtecia que se derrumbo la coronilla de cantera de la portada de la ermita.
Enero de 2014 ultima foto que he tomado de las ruinas de la ermita del Venerable Gregorio López.
Restos de la choza o casa en que habitó el Siervo de Dios, el Veberable Gregorio López, a unos pocos metros de la Ermita, en Atemajac de la Encaranción, Villanueva. Zac. Restos que se deben de protejer y conservar para las futuras generaciones. Ya que la Ermita de Santa Fe, cerca de México ha sido restaurada y consevada, y la de Jerez, se la llevó el rio, solo quedan estos vestigios en Zacatecas. Que ya muchos lugares quisieran tener estas ruinas.
Los muros de la ermita que cosntruyó el Venerable Gregorio López, con la ayuda de indios tarascos o pacificos,que le proporcionó el Capitán don Pedro Carrillo Dávila, fundador de Jerez, Zac. Los adobes datan del año de 1563.
Bernardo del Hoyo Calzada (yo), en la ermita de Gregorio López, de la Encarnación, Villanueva, zac.
Las dos pinturas de la hacienda de la Encarnación, mandados pintar por don José Tomás Rodríguez Gallinar dueño que fue de esta hacienda.
Retrato del Venerable Gregorio López, en la Encarnación, Villanueva, Zac. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada.
Con Gregorio López en la Encarnación.
La Capilla y la Casa Grande de la hacienda de la Encaranción, de la que fue dueño don Francisco Federico Moncada.
Con el otro retrato de Gregorio López, en la Encarnación.
Fotografía del Google Earth de lo que fue el Presidio de la Lobor de santa Gertrudis. Jerez, Zac. convertida en el siglo XVII en hacienda de campo.
En esta fotografía se nota el antiguo Camino Real de Tlaltenago a Jerez.
El cuadro del Sitio de Atemajaque, que se encuentra en bodega en el Museo de Guadalupe, Zac.
Restos de la choza o casa donde vivió el Venerable Siervo de Dios Gregorio López, en Atemajaque de la Encaranción, entre la junta de dos rios.