Don Ignacio Dávila Escobedo y la Feria de Jerez, Zac.
Por Bernardo del hoyo Calzada.
Don Ignacio Dávila Escobedo nació en Villanueva anteriormente “Villa Gutierre del Águila”, después del año de 1760, que es cuando se casaron sus padres en ese lugar, ellos eran don Tadeo Patricio Dávila y Muños y doña Francisca de Escobedo y del Muro, el nombre de Tadeo es porque el patrono de Villa Gutierre del Águila es San Judas Tadeo, ella es hija de don Bartolomé de Escobedo, descendiente de los dueños de la hacienda de la Troje, Tepetongo, Zac., y del fundador de Monte Escobedo, Zac., y doña Polonia Gertrudis del Muro, que sus antepasados eran del Monte Grande, por San José de la Isla, Zac., nieta de un Capitán llamado don Cristóbal del Muro.
Don Ignacio Dávila se casó en Jerez, Zac, en el año de 1794 con doña Josefa Peredo Escobedo, hija de don Andrés Peredo y Terán, que era natural de los Reinos de Castilla, en la Villa del Cabezón de la Sal, en Santander, España. Hijo de don Andrés Peredo y doña María Terán, y doña María Timotea Escobedo y Valenzuela, de la hacienda de Santa Fe, hija de don Francisco Escobedo y doña Juana Valenzuela. Ella era viuda de don Isidro Abundio de la Torre y Salcedo, hermano del famoso don Pantaleón de la Torre y Salcedo, que organizo una corrida de toros allá por el año de 1776 en Jerez, hijos de don Isidro de la Torre y de Casilda Salcedo, y nietos de don Jacinto de la Torre y doña Catalina de Llanos y Valdés, familiar muy cercano al Obispo de Linares (Monterrey, N.L.) don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, originario también de Jerez, Zac. Don Isidro Abundio se casó con doña Isabel Peredo en 1780, en Jerez, y no tuvieron hijos. El historiador Arcediano don Felipe Santana escribió en la revista de Jerez, “Jerez corona a su Reina” Revista conmemorativa. 12 de enero de 1961”, el articulo “Curas de Jerez” desde 1648 hasta 1866, y al hablar del Bachiller Juan de Dios de la Torre dice: “Don Isidro Abundio de la Torre dejo al morir a su alma por heredera de todos sus bienes para que sus albaceas los distribuyeran como les pareciere conveniente. A su vez, Don Pantaleón de la Torre, que ha de haber sido el principal de ellos, en su testamento que como apoderados suyos otorgaron el Bachiller Don Juan de Dios de la Torre y Don Ignacio Miranda, (esto no era raro en aquellos tiempos) declaró que dichos bienes habían aun en su poder 28,757.00 veintiocho mil setecientos cincuenta y siete pesos, seis reales y siete octavos. Manda que se finquen $6,000.00 para sostener con los trescientos de rédito anual un Maestro de escuela, y otros tantos para un Preceptor de Latinidad e igual cantidad para un confesor que durante la Cuaresma y la Pascua hasta el Jueves de Corpus asista al confesionario todos los días de 8 a nueve de la mañana y de tres treinta a cinco treinta de la tarde. Acerca de cada una de estas fundaciones da órdenes minuciosas, de las cuales me ocupare en alguna otra ocasión si Dios me presta la vida y la salud y hay para ello alguna oportunidad. Aunque no legalizadas, diré, estas fundaciones, ya en ese tiempo era Preceptor de Latinidad el Padre don Juan de Dios de la Torre y Confesor de Cuaresma el Padre Don Juan Antonio Correa.
De sus bienes propios deja a su hermana Doña Inés los réditos de $4,000.00, y estos, al morir ella se habían de invertir en el Templo de Nuestra Señora de Guadalupe que se estaba edificando en la Villa”.
La escuela estuvo en la calle de la Parroquia un poco más hacia el norte del Templo Parroquial, ya desaparecida, y no fue en el Instituto Jerezano de Cultura, como dijo don Juan N. Carlos, (edificio de la Torre), porque este edificio se construyó en 1895 por Dámaso Muñetón, derribando un edifico antiguo que mando construir don Francisco García Salinas para una escuela Lancasteriana, hacia 1832. La cátedra de Latinidad que fundó don Isidro Abundio de la Torre es el antecedente de lo que fue la Casa de Estudios de Jerez que fundó don Francisco García Salinas en 1832, que es el inicio de la Universidad Autónoma de Zacatecas, ya que don Francisco García Salinas tomó la cátedra de Latinidad a la que unió otras cuatro cátedras para dar inicio a la Casa de Estudios.
Don Isidro Abundio de la Torre falleció hacia el año de 1793, y su viuda declaró al casarse de nuevo en 1794 que era viuda de don Isidro Abundio hace poco más de un año. Doña Josefa Peredo contrajo segundas nupcias con el papá de mi tatarabuela, don Ignacio Dávila Escobedo, el 30 de septiembre de dicho año de 1794 en Jerez, el matrimonio siguió viviendo en la casa de don Isidro Abundio de la Torre, que es en la plazuela de Tacuba, antiguamente de la Parroquia, hacia el norte, donde hoy es casa de la familia Borrego, y durante su matrimonio tuvo un párvulo que murió, y le sobrevivió otro hijo, don Manuel Dávila Peredo que casó con doña Catalina de Valdés hija de don Crisanto Valdez y doña Isabel del Rio y Losa. Don Pantaleón de la Torre vivía al frente de esta casa, por donde está la casa comercial de don Mario Valdés y a su espalda estaba la escuela de primeras letras. Don Pantaleón de la Torre falleció el 28 de febrero de 1799 y estaba casado desde 1769 con doña Isabel Peredo, hermana de doña Josefa.
Doña Josefa Peredo falleció el 30 de agosto de 1825 a la edad de 75 años, murió de vejes dejando algunas obras piadosas de misas y limosna a los pobres.
Viudo don Ignacio contrajo segundas nupcias en 1826 con doña Madama Petra Félix de Arellano, su información matrimonial es como sigue: “El Ciudadano Ignacio Dávila vecino de esta villa viudo en primeras nupcias de doña Josefa Peredo cuyo cadáver se sepultó en este campo santo el día 30 de agosto del año próximo pasado, ante V. como mejor parezca, digo: que deseoso de la tranquilidad de mi espíritu y bien de mi alma pacte matrimonio con Madama María Petra Félix de estado doncella de 17 años de edad originaria de esta Villa y vecina de Saín Alto y vuelta a su origen un año 8 meses ha, e hija legitima de los C. C. Antonio Félix y María Juliana Díaz”, y continuando más adelante dice: “tanto yo como mi pretensa somos de las mejores familias de este lugar obteniendo yo los honoríficos de esta villa y por parte de mi pretensa muchos de sus deudos se han visto en el mismo predicamento y a mayor abundamiento. Su padre era soldado del Cuerpo de Frontera, hijo de los finados don Tadeo Patricio Dávila y doña María Francisco de Escobedo. Jerez mayo 16 de 1826, firmas- Ignacio Dávila y Antonio Félix. Sigue: Y por otra parte el trastorno y menoscabo que con motivo a mi viudedad, está padeciendo mí casa pues en el día está al árbitro de las criadas, por carecer yo de persona inmediata que la dirija. Con esta aplicación reitero la súplica de que el Sr. Gobernador por un rango de su generosidad, etc.” y además dice: “Es positivo que su padre de mi pretensa tubo residencia considerable en el pueblo de Saín Alto; pues con el motivo de que en los años diez y once era soldado del cuerpo de Frontera y por sumas persecuciones que en aquel tiempo padecían los sujetos de esta clase; se trasportó con su familia a el referido pueblo de Saín Alto; y como este ser de la Diócesis de Durango hay esta dificultad, etc.”
Don Antonio Félix de Arellano y Vázquez del Mercado era descendiente del descubridor del cerro que lleva su nombre en la ciudad de Durango, don Ginés Vázquez del Mercado, él estuvo en el presidio militar de Saín Alto, donde aún quedan vestigios de ese fuerte militar, en el Camino Real de Tierra Adentro. Él era descendiente de los dueños de la antigua hacienda del Tesorero.
Don Ignacio Dávila en el tiempo en que estuvo casado con doña Josefa Peredo, fue alcalde de Jerez, y como desde hace algunos años hacia 1818 o 19 se dedicó el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, y al año siguiente que fue el cinco de febrero se celebró el aniversario de la dedicación del Santuario, se celebró con un triduo, y en 1824 se estableció la Feria de Jerez, como ya se ha publicado en esta revista, y estando don Ignacio Dávila como alcalde inició la dicha Feria.
Manuel González Ramírez Cronista del Estado, nos dice que, por un decreto de Congreso Constituyente del mes de diciembre de 1824, se declara a Jerez cabecera del Partido de su nombre y también se erige en Municipalidad. También nos dice que en este mismo año el Ayuntamiento de la Villa de Jerez presidido por D. Ignacio Dávila Escobedo pide licencia al Congreso para realizar la feria anualmente del 23 de enero a 3 de febrero.
En enero de 1825 en un documento que se encuentra en el archivo Parroquial, al margen dice: “Para que la función de Iglesia en los tres días señalados se trasfiera para los que siguen a los de la feria y diversiones publicas incompatibles con aquel piadoso fin. El Señor Vicario Capitular así lo decretó y firmó. Y que en estos tres días de las funciones haiga Feria y Corridas de Toros”.
Lo más importante del documento dice así: “el 10 de corriente fui citado por parte del Ayuntamiento para que se antepusiera o pospusiera el Jubileo, y por lo que conteste que no estaba en mi alcance. Entendido que aun para los tres días que están concedidos me era de precisa obligación consultar a Vuestra Señoría lo que verifico. Suplicándole me diga para quedar yo a cubierto ante Dios, y ante los hombres si se antepone el público a la corrida de toros o se pospone, o si aun a pesar de estos objetos se verifica el Jubileo en los tres días, que al efecto están destinados que son el cuatro, cinco y seis del inmediato febrero pues en materia tan delicadas no puedo menos que sujetarme a la sabia disposición de V. S. y a lo que sobre materia tenga a bien decretar. Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Jerez, enero 14 de 1825. Juan Manuel Sánchez.”
Así pues, con esto se iniciaba la Feria de Jerez en los años de 1824 y 25. Tanto en lo profano como en lo religioso, todo en torno a la festividad de la dedicación del Santuario de Nuestra Señora de la Soledad. Debo decirles que es más antigua que la feria de San marcos en Aguascalientes, porque la feria de Aguascalientes data del año de 1828. Cuatro años después que la de Jerez, Zac.
Volviendo a don Ignacio Dávila Escobedo que en su matrimonio con doña Petra Félix de Arellano tubo unos siete hijos: en 1827 nació María Josefa Anastasia de Jesús Dávila Félix, que se casó con don José María D. Escobedo, hijo de don José María Escobedo y doña Feliciana Dena; en 1828 el primero de mayo nació María Felipa de Jesús Dávila Félix; en 1832 nació José Ignacio Brígido Dávila Félix; en 1833 nació María del Carmen Coronado Dávila Félix; en 1836 nació José María Viviano Dávila Félix; también sin saber la fecha de su nacimiento, nació de esta unión mi tatarabuela doña María del Refugio Dávila Félix, que se casó con don José Gabriel de la Campa, y como era de ideas liberales y viudo, la familia no acepto la unión y según mi abuela doña Carmen Cabrera de la Campa, fue mi tatarabuela doña Refugio Dávila desheredada. La casa quedo entre sus hermanos y más bien en la familia de don José María Escobedo Dena, que al decir de mi abuela era de casi toda la manzana, y por supuesto comprendía el edifico donde se construyó el portal Escobedo.
Don Ignacio Dávila tenía un hermano que también nació en Villanueva en 1775 y se avecindo en Jerez en 1799, él era don José Tadeo Lucas Dávila Escobedo que caso en Jerez en 1804 con doña María Teresa Valdez hija de don Esteban Valdez y doña María de Jesús Escobedo, sus hijos eran: el Licenciado don José María Dávila Valdés casado con doña Estefana Navarro; Teodoro Dávila Valdez; María Simona de la Encarnación Dávila Valdez, que nació en la hacienda de Víboras; don Jacinto Dávila Valdez caso con Libradas del Muro; Francisco Teodoro Dávila que caso con doña Tomasa Nafarrate; don Ignacio Dávila y Valdés que se casó con Severa Lizaola, y fueron padres de doña Petra Dávila que casó con don Rafael Páez, hijo de don Martin Páez y doña Dolores Salcedo, el Jardín Principal lleva ahora el nombre de Jardín Rafael Páez, por él.
Tenía también otro hermano que se quedó en Villanueva don Dámaso Dávila que era comandante de Frontera en ese lugar.
Don Ignacio Dávila Escobedo el que inicio la Feria de Jerez, en el año de 1824, en el año de 1835 era accionista de la Negociación de Proaño en el Fresnillo, de ahí su fortuna, aparte del dinero por matrimonio de su primera esposa, lo cita don Elías Amador en su Bosquejo Histórico de Zacatecas, tomo II, pág. 425, y dice: “Así es que desde luego dirigieron una razonada exposición al Jefe Superior del Estado, la que a la vez era una enérgica y fundada protesta contra el vendedor del metal referido, pues esa venta fue a todas luces ilegal y solo tenía por objeto favorecer a un pequeño grupo de usureros y especuladores de mala fe. Las reclamaciones de los quejosos representaban la suma de $631,786 distribuidos así: D. Vicente Flores, director de la Casa de Moneda $458,786. Don Antonio García Salinas $25,000. Don Vicente Dozal $4,000. D. Ignacio Dávila $12,000. D. Joaquín Llaguno $35,000. La compañía Unida de Minas $7,000. Y la Contaduría de Diezmos $90,000.
Desgraciadamente las justas gestiones de esos acreedores no prosperaron, y el Gral. Santa Ana siguió disponiendo a su arbitrio de los metales de Proaño, pues aparte de la primera venta hizo otra de 26,000 cargas a Castrejón, y en ella perdió el Estado $180,000. Después de esta todavía fueron vendidas a D. Francisco Agüero 20,000 cargas, en cuyas operaciones se dijo que el ministro Tornel había ganado $90,000.
Con razón uno de los Generales de Santa Ana dijo entonces en Zacatecas en presencia de varias personas: <era ya necesaria venir a esta ciudad, pues sin esta y sin el Fresnillo ya no teníamos en México ni para comer>.” (ver la publicación en el apéndice fotográfico).
Una de la hijas de don Ignacio Dávila Escobedo se casó con Francisco Cabrera de San Luis Potosí, y se fue a vivir a esa ciudad, pues mi abuela doña Carmen Cabrera de la Campa me decía que su papa grande era el más rico de Jerez, y cuando se trataba en cosa de dineros se decía que “ni que fuera don Ignacio Dávila”, decía también mi abuela que una de sus hijas emparentó con los ricos de San Luis Potosí, y que eran parientes de la Venerable Madre Conchita Cabrera de Armida, no por lo Cabrera sino por lo Dávila, además esta familia Cabrera Dávila es pariente de los Cabrera Cabrero y por lo tanto del Arzobispo de San Luis Potosí don Carlo Cabrero Romero, que fue Obispo de Zacatecas. También me dijo mi padre que es pariente del Poeta don Luis Noyola Vázquez, de San Luis Potosí, y que escribió “Las Fuentes de Fuensanta”, por esta misma línea, y que una vez cuando vino a Zacatecas a una reunión de poetas me lo presentó como a mi tío, ya que se frecuentaban y se trataban de primos.